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Yo sobrevivà la Parada Puertorriqueña
Por Mikephillippe Oliveros | 21 Junio 2011
El plan era llegar temprano, pero la hora boricua no respeta zip codes y aún en Nueva York la mala costumbre de llegar un chin tarde para no “ser de los primeros†o llegar “cuando el party esté encendÃo†la llevamos con orgullo. Para bien o mal, lo asumimos como parte de nuestra idiosincrasia al igual que la salsa, los tatuajes de soles taÃnos y el “arrous coun gandouleis“, al que Obama también hizo referencia durante su fugaz visita a la Isla. El viaje era un regalo de cumpleaños para mi novia, y aunque solo podÃamos permanecer por el fin de semana, nos emocionamos al saber que coincidÃa con la Parada Puertorriqueña, ya que ninguno de los dos habÃamos ido.
Por logÃstica, luego de una rápida consulta con las aplicaciones de iPhone pertinentes, decidimos recibir La Parada donde suponÃamos que acabarÃa. Mal informados, llegamos hasta la 103 por el pintoresco subway solo para ser alertados por un amable transeúnte que identificó nuestro inconfundible acento boricua y nos explicó que ahora La Parada solo llegaba hasta las 76 y solo quedaba alrededor de hora y media para finalizar. Tomamos una guagua hasta donde el tráfico nos permitió llegar e inmediatamente avistamos el bullicio. Las banderas y banderines señoreaban la Quinta Avenida. Mesas de dominó, neveritas, el aroma intermitente a “feelie†y las desesperantes cornetas de aire populares de “field days†y eventos deportivos nos hicieron sentir en casa.
Sin embargo el “twist†de esta historia no se hizo esperar. Una vez dentro de la algarabÃa, caminando y admirando la belleza y el folklor puertorro desplegado por la Gran Manzana, nos sorprendimos a nosotros mismos al tener que practicar algunas destrezas de sobrevivencia generales que se aplican cuando uno se desplaza en un ambiente desconocido o peligroso, producto de una sensación denominada por el argot callejero como “perseâ€: “No eye contact,†si chocas con alguien, pide perdón y baja la cabeza, y una mano en la cartera y la otra en el celular, entre otras. Esta fue la primera señal de que la experiencia no serÃa la que esperábamos.
Foto de Sorely Muentes
La avenida estaba separada por las autoridades para el desfile, asà que los espectadores estábamos hacinados en las aceras cercadas por unas rejas portátiles y oficiales de la policÃa de la ciudad de Nueva York, los cuales miraban desde sus posiciones con cara de “what the fuck?†y a uno que otro hasta se le podÃa notar en los ojos el efecto de la antes mencionada perse. Sin saber que nos adentrábamos a la boca del lobo, seguimos camino entre el tumulto, las banderas monoestrelladas y entre gritos de consignas elocuentes como: “¡Boricua!!!†“¡Que viva Puelto Rico!!!†y “¡Héctor Lavoe!!!†Cada vez me sentÃa menos parte de aquella celebración, incómodo, perdido, como cuando llegas a la fiesta de cumpleaños de alguien que no conoces. Era evidente que la relación que tenÃa aquella gente con la isla era totalmente diferente a la mÃa, ya fuera porque ellos llevaran demasiado tiempo viviendo afuera o yo el que llevo demasiado tiempo viviendo en Puerto Rico. Por fin comenzamos a ver el desproporcionado desfile; los cuerpos de baile de adolescentes que estuvieron ensayando semanas para el evento, ya fatigados, las carrozas tecatas recreadas con un majestuoso 0% de creatividad, estruendosos equipos de música y alguien abordó con un micrófono que entre lo que decÃa o trataba de decir solo se entendÃa: “¡Boricua!!!†“¡Viva Puelto Rico!!†“¡Héctor Lavoe!†Una afición por el salsero que no lograba entender, con tanto puertorriqueño destacado a través de la historia, éste parece haber sido seleccionado como su nuevo prócer.
Los deseos de documentar aquella demostración de nacionalismo utópico fueron mermando y pronto estaba listo para salir de allÃ. Saturado de puertorriqueñidad, ‘whatever that means’, nos encontramos atrapados por las rejas en una cuadra sin paso. Apiñados en aquella manada de una nueva versión del boricua bestial, otro concepto que llevamos con orgullo y que describe al puertorriqueño que no escatima a la hora de expresarse, la desesperación era palpable. No nos podÃamos mover, los gritos, las cornetas, Anthony “Romeo†Santos en la carroza de La Mega alborotó el avispero y lo hizo todo peor, cuando mi atención fue desviada arbitrariamente al sentir que algo me habÃa salpicado en las piernas. “Un trago†-pensé inmediatamente- â€agua, jugo.†¡No! Mi vecino de al lado decidió que no podÃa esperar a que re-establecieran el paso y tomó la bandera que llevaba amarrada al cuello simulando una capa, se la acomodó al frente como un delantal y se dispuso a orinar en una botella plástica creando a su alrededor un festival de orÃn repugnante mientras el corillo con el que andaba reÃa y aplaudÃa con gracia.
Foto de Sorely Muentes
Con la pierna meada y el orgullo pisoteado logré salir de allÃ, pero no dejaba de pensar en el controversial capÃtulo de la serie Seinfield sobre La Parada Puertorriqueña, el revuelo sobre la atinada campaña de uno de los auspiciadores de la actividad, “EmborÃcuate,†y por supuesto, que me acababan de mear las piernas. Aunque nuestros instintos ignorados lo vieron venir, quisimos superar el estereotipo que se sobrepuso una vez más y a la vez que nos alejábamos, bueno, más bien huÃamos, a tan solo hora y media de haber llegado, volvà la vista y con la desilusión quemándome el pecho como una cachá que patea, juré no volver jamás. La misma promesa que les hice a las Justas, al party de Navidad de Barbosa, a la noche de San Juan en Ocean Park y al crack. Se hacen una vez pa que no te cuenten.
Tags: mikephillipe oliveros, nueva york, nuyoricans, puerto rican day parade, sorely muentes
Sobre el Autor
Mikephillippe Oliveros
28 años de edad. Libra. Creció en el pueblo de Caguas, Puerto Rico y es un orgulloso “college drop out” de la Universidad de Puerto Rico Recinto de RÃo Piedras, donde cursó algunos estudios en el Departamento de Drama. En 2006 co-fundó el proyecto de comedia y teatro Teatro Breve, mientras atendÃa la barra del Café Teatro cooperativa Taller Cé. Actualmente se desempeña como escritor, dramaturgo y guionista y disfruta de ir al cine solo, prefiere la comida criolla y correr bici. Entre sus nuevos proyectos está un programa de radio online que sirve de extensión para el grupo de Teatro Breve y generar contenido creativo para la web.
http://twitter.com/#!/teatrobreve
12 Responses to “Yo sobrevivà la Parada Puertorriqueña”
Nuria Net
03:03 PM
21/6/2011
entonces, te sientes igual de incómodo en una noche de San Juan en Ocean como en la Parada? no tiene que ver con diferente cultura nuyorican o puertorriqueña, es una cuestión de clase social?
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Mike Oli
04:07 PM
21/6/2011
Es dificil encontrar algo que no esté influenciado por nuestras clases sociales, es más, deberian ponerlo en la licencia: (Ojos: Brown Donante: Sà Clase Social: Media) Sin embargo el comportamiento del “boricua bestial†no tiene fronteras. He llegado a pensar que es una manera de ser que lleva como núcleo la desconsideración y una falta terrible de conección con todo lo que te rodea no importa donde te encuentres y que surge de la falta de acceso o falta de interés en afectar esa forma de vida con nuevas experiencias, información, tolerancia, análisis… Simplemente sobreviven.
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Amber Lee Vélez Burr
04:01 PM
21/6/2011
Compadre, estuve allà y aunque no me mearon las piernas, puedo comprender perfectamente lo que cuentas. Ya lo hablé un poquito con Chago que también estaba por allÃ. Qué cosas! La verdad es que esa forma de celebrar la puertorriqueñidad es bien charra, cero creatividad y compromiso real con conocer y desarrollar elementos culturales de acá… Es una griterÃa y ya… Debut y despedida!
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Suset Laboy
04:03 PM
21/6/2011
Este recuento me recuerda mucho a como me sentà la primera vez que fui a la Parada en Connecticut (si, la de NY no es la única). Sin embargo, años después, el sentimiento es diferente. De hecho, se resume bien en un super artÃculo que escribió Nuria hace años para Remezcla.com (que este año no cubrió la Parada). Maria Laboy y Nuria explican bien elocuentemente la evolución de mis sentimientos acerca de la Parada y acerca de aceptar mi inner PRican bestial. http://www.remezcla.com/2007/latin/reflexiones-post-parada/
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Nuria Net
06:32 PM
21/6/2011
me gusta lo del “boricua bestial,†que a veces lo hemos llamado aqui “el latinaje.†viviendo en Nueva York (o lejos) llegas a un tipping point y empiezas a “embrace†esa parte de la cultura. fiestas D’Marquesina, Nacotheque, ir al Festival de Loisaida y cantar “La Pelúa†http://www.elpuntoes.com/loisaida-festival-nueva-york
en ese entonces en el 2007, en remezcla, escribà “o te emboricueas o te abochornas,†estaba orgullosa de haber superado la verguenza y abrazar la boricua bestial de mi ser. pero tambien pesa al alma, y hace unos añitos que no voy a la Parada, porque los sentimientos – para bien o para mal- son fuertes.
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KK
07:01 PM
21/6/2011
No logro leerlo completo porque ando de carrera, pero vi ya algo asi de que llegaron tarde y a la 106… por eso los buscaba y no los encontraba. Yo andaba en la carroza de American Airlines con las Miss Universe. Algo muy extraño porque tengo MUCHOS sentimientos encontrados acerca de ese concurso que ‘disque’ mide la belleza de la mujer. Pero anyways, andaba con lindas amistades que son Marisol Malaret y Dayanara Torres…. y ahora ando pensando en cultura, en qué contibuimos alli ese dia.
Luego lo leo completo y respondo. Puede que ‘postee’ alguna que otra malacrianza.
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Nuria Net
08:34 PM
21/6/2011
dale Karlo, queremos dialogo!!
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Puerto Rico: Surviving the Puerto Rican Parade · Global Voices
10:35 PM
21/6/2011
[…] and writer Mikephillippe Oliveros shares his reflections on attending the famous Puerto Rican Parade [es] in New York City: “It was evident that the relationship they have with the island is […]
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Jesús Del Valle
10:41 PM
21/6/2011
Aunque pienso que hay algo de “ser†puertorriqueño que imprime carácter, no se, creo que hay mucho de las aglomeraciones masivas y populares que es igual en muchos sitios… No es por comparar, pero comparo: El verano pasado estuve en NY para el Pride, y aunque sà es cierto que se respiraba cierto civismo, musculocas anabolizados, travestis, lesbianas-buchas y fems-, macharranes de pelo en pecho, osos y sus chasers, todas y todos, dejamos las calles hechas un asco… Hace dos años en el Orgullo de Madrid lo mismo, todos super cool y super fashion en la plaza Vázquez de Mella en Chueca, tratando de movernos al ritmo del Dj, lo cual era dificil porque los pies se te quedaban pegados por el meao y los tragos derramados… pero todo cool, todos dando cuerpo y aguantando la respiración para no seguir oliendo el meao con testosterona…
Dejando al margen las cuestiones de identidad puertorriqueña tergiversada y las reivindicaciones activistas que siempre me parecen necesarias- de la misma fiesta barata y sin sentido se acusa a las paradas gays… aunque con mucha más clase en las carrozas por su puesto- Creo que hay algo de PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia, eSpaña), en los encuetros latinos ( refirÃendome aquà por supuesto no solo a latinoamerica, sino al Latino de la épcoca antigua), donde la calle, la juerga y el desenfreno toman valores épicos… lo que quiero decir es What the fuck- embrace el boricua bestial y disfrázate de la bandera, que pa algo son los carnavales…
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Jesús Del Valle
11:38 PM
21/6/2011
ah… y en octubre pasado en el Festival Vivamérica de Madrid, la Carroza con Calle 13 invadió el Paseo del Prado, algunos boricuas desperdigaos enarbolaron la bandera y acabé “hasta el culo†de ron venezolano, rodeado de miles de ecuatorianos, colombianos y algunos españoles aventureros!!
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AuralÃs Herrero-Lugo
11:47 PM
21/6/2011
Los malos modales, son malos modales donde sea no importa la clase social.
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suset
12:41 AM
22/6/2011
Auralis y Jesus, 100% de acuerdo. Por eso cuestiono artÃculos como este y la carta de Luciano que ya todos conocemos que parecen confundir categorias–algo con lo que debemos de ser bien cuidadosos. En el caso de Mikephillipe sugiere que este comportamiento desconsiderado (aunque si vamos a hablar, alguien mas desconsiderado se lo sacaba y hacia de lo suyo y no se trata de tapar)â€=boricua o boricua bestial. En el caso de Luciano confunde la gimnasia con la magnesia, al PR de la isla que no vive en los EE.UU. y al que ha vivido aca un tiempo y desarrolla una identidad completamente diferente y se atreve a coquetear con su boricua bestial. Para la próxima, Karlo, nos invitas a la carroza de Marisol y Dayanara a ver como la pasamos.
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